Hay quien todavía piensa que estudiar póker es como volver al cole. Que hay que sentarse durante horas, tragar teoría densa y forzarse a entender conceptos solo porque “hay que estudiar para mejorar”. No es raro que muchos jugadores lo vivan como un castigo. ¿El resultado? Pereza, rechazo, abandono. Y al final, más frustración.
Pero hay otra forma.
Estudiar puede convertirse en una parte adictiva de tu rutina. Un ritual que no cuesta, sino que impulsa. Que no resta energía, sino que te la devuelve. Un hábito bien diseñado no solo mejora tu juego, también protege tu confianza en los días flojos. Porque sí, esos días van a llegar. La diferencia está en si tienes un sistema que te sostiene… o si vuelves a caer en la trampa del “ya si eso mañana”.
Uno de los errores más comunes al intentar estudiar es planificar como si no tuvieras vida. Se bloquean dos horas diarias “porque es lo que toca” sin tener en cuenta el trabajo, la familia, los desplazamientos o incluso el tiempo de descanso. En teoría suena bien. En la práctica, abandonas la rutina en menos de una semana.
Diseñar un hábito de estudio útil empieza por aceptar tus limitaciones. Abre tu calendario, tacha los huecos intocables y observa qué queda. Si solo hay 25 minutos libres antes de grindar, perfecto. Es más útil reservarlos de forma estable que vivir con la presión de que deberías estar estudiando más. Esa claridad le quita peso a tu mente. Sabe qué toca en cada momento. Y eso ya es una victoria.
¿Y si el problema no es que te falte disciplina, sino que el contenido no te engancha? Obligar-te a ver teoría densa cuando estás sin energía es como intentar correr una maratón descalzo. Es normal que tu cerebro se resista.
La clave está en reducir la fricción. No tienes por qué empezar con teoría pura si no te apetece. Puedes arrancar con una session live que te guste, revisar manos reales o ver a alguien tomar decisiones que tú no tomarías. Lo importante no es el formato, sino que lo disfrutes. Si el hábito arranca con placer, es mucho más fácil repetirlo.
Y aquí un truco que funciona: detente cuando aún tengas ganas. Si ves 15 minutos y te quedas con la sensación de “qué pena, me habría tragado 10 más”, has ganado. Esa micro-victoria refuerza el hábito. Mañana querrás volver.
Muchos jugadores se ponen metas enormes después de una racha sin estudiar. Pasa de cero a una hora al día como si nada. Pero el cambio es tan radical que, tras dos días de motivación, se viene abajo. ¿La alternativa? El mínimo viable.
Empieza tan pequeño que parezca absurdo no hacerlo. ¿Cinco minutos? ¿Diez? Perfecto. Lo importante no es cuánto estudias, sino que no falles. Cada día que cumples refuerza una identidad: “soy alguien que estudia póker”. Y cuando eso está asentado, ya puedes subir la dosis. Poco a poco. Sin quemarte.
Llega un momento en que no estudias solo por aprender. Estudias para no romper la cadena. Es lo que llamamos el círculo verde: una sucesión de días cumplidos que se convierte en tu escudo. Porque sí, hay días en los que no tendrás ganas. Pero si tienes delante el calendario con tu racha marcada, te costará más romperla que cumplir con el bloque.
La clave está en hacerlo visible. Marca cada día en el calendario, en una app o donde quieras. Y sobre todo: no permitas ni un solo “hoy no pasa nada”. Cada vez que lo dices, tu cerebro aprende que romper el hábito no tiene consecuencias. Y eso es el principio del fin.
Uno de los errores más habituales es estudiar y dejar pasar horas (o días) antes de tocar mesa. Cuando por fin juegas, ya no tienes frescos los conceptos. Y lo aprendido se disuelve.
El mejor momento para estudiar es justo antes de grindar. Así puedes aplicar lo aprendido al instante, observar cómo responde el rival y reforzar tu aprendizaje con feedback real. Si terminas tu estudio con una misión concreta —por ejemplo, “defender BB contra open min-raise con Ax-suited”—, te resulta más fácil mantener el foco durante la sesión. No se trata de aprender por aprender, sino de observar cómo mejora tu juego en vivo.
No necesitas horas. No necesitas disciplina militar. Solo necesitas un sistema que se adapte a ti y funcione incluso en tus peores días. Un hábito de estudio bien diseñado no es un castigo, sino una ventaja competitiva. Un combustible diario para mejorar sin dejarte la motivación por el camino.
Y lo mejor de todo: funciona.
En Mento Poker diseñamos rutinas, contenido y sistemas pensados para que el estudio no sea un muro, sino una rampa de lanzamiento.
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¿Te suena esta escena? Subes tu banca a 150 € y, motivado por la racha, disparas dos spins de 50 €. Diez minutos después estás a cero. No es que seas un loco. Es que no tienes sistema.
En póker, la línea entre el crecimiento y el desastre suele ser tan fina como un clic de más. Pero la solución no está en cruzar los dedos. Está en aprender a combinar gestión de banca, ROI y disciplina mental como un solo bloque. En este artículo te contamos cómo construir una estrategia sólida para que tu bankroll crezca contigo, sin depender del run.
Antes de hablar de reglas, tablas o stop-losses, hay que responder a una pregunta básica: ¿qué quieres tú del póker? ¿Juegas por diversión? ¿Por ganar dinero de forma estable? ¿Por construir una carrera?
Esa decisión, que muchos evitan tomar, lo cambia todo. Un jugador recreacional acepta swings negativos si la experiencia le divierte. Uno competitivo exige un ROI positivo sostenido y respeta a rajatabla su gestión de banca. El problema viene cuando mezclamos ambos mundos: “soy recre, pero este año quiero vivir del póker”. Spoiler: no suele acabar bien.
Anótalo en una nota visible: “Juego para ________”. Revísalo antes de cada sesión. Esa frase es tu ancla en los días en los que todo tiembla.
Hay dos métricas que, si entiendes bien, cambiarán tu forma de tomar decisiones: ROI (retorno sobre la inversión, medido en EV) y banca (expresada en múltiplos de buy-in).
El ROI te dice cuánta ventaja generas. La banca decide si puedes mantenerte ahí el tiempo suficiente como para que esa ventaja se materialice. Uno sin el otro no sirve de nada. Si bates el field pero no tienes margen para absorber varianza, te vas al suelo antes de cobrar lo que mereces.
Como guía básica:
¿Te parece exagerado? Piensa cuánto cuesta llegar a 1.000 torneos. ¿De verdad quieres que todo se juegue en una semana de run negativo?
Revisa tu ROI en EV cada 500 torneos. Si cae por debajo del 3 %, no es castigo: es señal de que aún no estás listo para ese nivel. Baja. Mejora. Vuelve más fuerte.
Probar un límite superior no es un problema. El problema es hacerlo sin plan. Un shot controlado te permite testear tu evolución sin poner en riesgo tu estabilidad.
¿Cómo? Muy simple:
Ejemplo práctico: subes a 5 € con 350 € de banca. Si bajas a 250 €, regresas a 2 €. Lo importante no es mantener el nivel, sino seguir en el juego.
Nadie está a salvo del tilt, pero cuando se mezcla con el dinero, se vuelve letal. Te saltas el stop-loss, abres un 100 € spin para “recuperar rápido” o decides que hoy vas a grindar hasta que el balance se ponga en verde.
¿Resultado? Ruina emocional y financiera.
La solución pasa por tener un protocolo claro antes del desastre. Diseña tu propio ritual de emergencia:
No lo hagas para evitar pérdidas. Hazlo para proteger tu identidad como jugador serio.
La disciplina no se entrena solo jugando. Se construye fuera de las mesas: en cómo estudias, cómo duermes, qué comes y cómo estructuras tu día.
Un jugador sólido no improvisa su rutina. Sabe qué va a estudiar, cuándo y cómo. Revisa manos, corrige leaks y cuida su energía para rendir en el tapete. Porque lo que haces cuando no estás jugando se nota cuando sí estás.
Empieza por algo sencillo: agenda tres bloques de 25 minutos a la semana para revisar manos. No más. Pero cúmplelos. Si pasas un mes sin fallar, añade volumen. No al revés.
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👉 Empieza por dominar lo que sí puedes controlar: tu sistema.
Jugar en vivo no es solo trasladar tu juego online a un tapete físico. Es entrar en un ecosistema donde cada gesto, cada palabra y cada error no forzado pueden afectar directamente a tu EV. Desde cómo colocas las fichas hasta cómo pides agua, todo habla de ti. Y todo se puede volver en tu contra si no estás preparado.
Por eso, si quieres que tu próximo torneo en casino sea una oportunidad —y no un festival de leaks—, aquí tienes cuatro principios atemporales que convierten la experiencia en una ventaja. O al menos, en un terreno neutral.
A diferencia del online, en los torneos presenciales las palabras no se las lleva el viento. Todo lo contrario. En vivo, una declaración verbal es vinculante. Si dices “pago” mientras empujas más fichas de las necesarias, el crupier interpretará call. Y si lanzas una ficha grande sin decir nada, también será call.
Además, tu mano no existe si no está protegida. Un simple roce de cartas puede hacer que el crupier las envíe al muck sin miramientos. Es decir: has perdido el derecho a jugar el bote por un descuido.
Declara claramente tu acción antes de mover fichas: “Subo a 3.200”. Usa una ficha encima de tus cartas para evitar muck involuntario. Y sí, aunque suene básico, vigila tu lenguaje corporal. La mesa te está viendo. Y escuchando.
En vivo no tienes estadísticas en pantalla. Pero sí tienes ojos. Y tiempo. Si sabes mirar, cada showdown es una mina de información sobre los rangos reales que están en juego. Y cada torre de fichas te da pistas clave sobre las decisiones óptimas en situaciones de ICM, presión o 4-bets.
Observar con atención te coloca un paso por delante.
Cuenta las torres de fichas de tus rivales comparándolas con las tuyas. Repite esto cada nivel. Y no pierdas los showdown claves por mirar el móvil o desconectar. A veces solo hay uno. Pero con uno bien leído, ajustas medio torneo.
Una sesión en vivo puede durar 10 o 12 horas. Y no hay botón de cerrar sesión. La fatiga, la deshidratación o una comida copiosa justo antes de retomar la mesa pueden costarte más fichas que un cooler.
Jugar con claridad no es solo cuestión de focus. Es cuestión de cuidar tu biología emocional.
Bebe agua cada poco tiempo (incluso si no tienes sed). Lleva snacks que no te disparen la glucosa. Y cuando notes que tu respiración se acelera, haz una pausa. Literal. Respira hondo. El cuerpo regula el cerebro más de lo que parece.
En el online da igual si eres simpático. Pero en vivo, la comunicación es una herramienta estratégica. Un ambiente cordial facilita las cosas: los recreacionales juegan más tranquilos, los crupieres están de tu parte (aunque no deban) y los floors responden mejor si les tratas con respeto desde el minuto uno.
¿Y tú qué ganas? Tiempo, información y menos conflictos absurdos.
Sonríe al llegar. Aprende el nombre del crupier. Y no tengas miedo de pedir lo que te corresponde: fichas visibles, conteos, aclaraciones. Ser amable no te hace débil. Te hace más eficiente.
Cada uno de estos principios puede marcar la diferencia entre avanzar con confianza o regalar fichas por puro despiste. No se trata de parecer un robot. Se trata de usar cada elemento del entorno a tu favor. Porque en un torneo en vivo, todo cuenta. Hasta cómo cruzas los brazos.
Aplica lo aprendido en este contenido y en el resto de nuestro ágora y del canal de YouTube, o empieza con uno de nuestros cursos.
Nos vemos en las mesas. Esta vez, con ventaja.
Si vienes del Texas Hold'em y estás pensando en lanzarte al Omaha, o simplemente te pica la curiosidad, tenemos algo claro: no puedes jugar igual en ambas variantes. Lo que en una es rentable, en la otra puede costarte el stack. En este artículo vamos a explicarte, como hacemos en nuestras clases, qué cambia entre Hold'em y Omaha, por qué no puedes seguir con los mismos rangos y cómo adaptar tu juego desde ya para evitar errores que te cuestan caro.
Aunque las bases son similares (5 cartas comunitarias, rondas de apuestas, mismo ranking de manos), hay tres diferencias que lo cambian todo.
¿Y por qué esto te afecta? Porque no puedes jugar a lo loco en Omaha con cualquier mano con color o doble pareja. Aquí todo el mundo liga. Y si no ajustas tu selección de manos, vas a pasarlo mal.
Uno de los errores más comunes que vemos en jugadores que migran desde Hold'em a Omaha es abrir demasiadas manos preflop. "Total, tengo cuatro cartas... algo saldrá", piensan. Y claro, salen botes enormes... que no ganan.
En Omaha necesitas manos, quizá, más específicas.
¿Nuestro consejo? Juega menos manos, pero que tengan equity realizable. El error más común entre nuestros alumnos de nivel medio es pensar que tener ases es sinónimo de ir all-in preflop en Omaha. Spoiler: no lo es.
Aquí viene otro gran ajuste: la fold equity en Omaha es más baja. ¿Por qué? Porque los rivales tienen más proyectos y más razones para pagar. Y además, los proyectos suelen tener más outs.
En Hold'em ganar con top pair es habitual. En Omaha, necesitas normalmente jugadas de un valor superior dado que el número de cartas es más elevado. Jugadas típicas que pueden dar la victoria en Omaha podrían ser la escalera máxima (nut straight), el color al As (nut flush) o un Full u overfull si el board está emparejado. Y ojo con los dobles pares: en Omaha suelen ser manos de paso, no para jugarte el stack.
"Si vas a jugar draws, que sean a las nuts". Todo lo que sea segundo mejor te mete en líos (y en botes perdidos).
¿Crees que ir 70/30 favorito es un chollo? En Omaha eso es una utopía. La mayoría de situaciones postflop están entre 60/40 o menos.
Aquí no basta con saber que tienes outs. Tienes que saber si tienes las odds para pagar, si tus outs son al nuts y si el rival podría tener lo mismo que tú, pero mejor.
En cash, Omaha ofrece mucha más acción, pero también más peligro. Te permite explotar errores rivales a lo largo de muchas manos, pero si te dejas llevar por la varianza o por querer "ver flops bonitos", el castigo llega rápido.
En torneos, el juego cambia. Hay más miedo a bustear, se juega más tight y los niveles aceleran decisiones. Aquí, jugar por valor y no sobrejugar draws es clave.
¿Y online vs en vivo?
En ambos casos, la preparación marca la diferencia.
No se trata de elegir uno u otro. Lo ideal es que domines ambos. Hold'em te da la base. Omaha te da profundidad y una lectura estratégica más aguda. Jugar ambos te convierte en un jugador más completo, más adaptable y mucho más difícil de leer.
En nuestras formaciones, trabajamos ambos enfoques. Porque si solo sabes jugar a Hold'em, estás dejando mucho dinero sobre la mesa. Y si juegas Omaha sin entender lo que cambia, probablemente lo estés regalando.
En Mentopoker llevamos años ayudando a jugadores como tú a dar el salto de nivel, sea cual sea su modalidad favorita. Te enseñamos a construir rangos, a leer boards, a saber cuándo apretar y cuándo frenar. Y sobre todo, a no caer en los errores típicos que vemos cada semana en los que pierden fichas a lo tonto.
Hold'em u Omaha: lo importante es que sepas cómo jugarlo bien. Y para eso, aquí estamos.
Algo que no deja de sorprenderme cada día es la asombrosa capacidad que tenemos de olvidarnos de lecciones que se supone tenemos bien aprendidas.
Una de ellas es el entender el estado de forma y su naturaleza cambiante. En el poker y en cualquier deporte
El otro día El YOYA, Profesional LOL de MovistarKOI Comentaba como primer punto en una entrevista que no es que esta temporada hayan trabajado más si no que han trabajado mejor. Contexto: Han conseguido llegar al #MSI2025, torneo más difícil del mundo, como primeros de europa.
Es algo que veo constantemente en el Póker, alumnos de Mentopoker que empiezan en Basic, microlímites, con muchas ganas de... subir de nivel.
He ahí el primer error, hacer las cosas para subir sin entender que no se recorre el camino pensando en la cima - que anda bien lejana - si no en coger con gusto ese siguiente paso y sintiendo la satisfacción de la disciplina en tu sangre.
Puede ser un objetivo que te motive pero como es algo per se que está lejos, no dura mucho. Si tu motivación es jugar nl5k, entrenando cada mañana jugando nl10, estudiando los rangos de 3bet, juego vs fishes, es probable que te aburra y sin embargo es el único camino que conduce a avanzar. Cualquier otro a una insatisfacción constante por perder la motivación cada 2 semanas.
En este apartado la conclusión es sencilla: o disfrutas del entrenamiento o no llegarás a regocijarte en la victoria en el ring.
En segundo lugar, mencionaba Elyoya que ha aprendido a entenderse mejor, a conocerse y a ser sincero consigo mismo. Quizás eso no te libre de volver a cometer ese error pero estarás más despierto para detectarlo y minimizar sus efectos nocivos.
Su coach Melzhet, creo que debe ser aficionado al mundo Poker ya que contó que les recomendó el famoso libro "la mentalidad del jugador de Póker", un clásico.
En este sentido, comentaba Javier (Yoya) que llegaba a casa y no quería jugar. Que no tenía ganas algunos días. Se suponía que debía hacerlo sin gusto porque era su trabajo?
La respuesta obviamente es no. No significa que no debamos hacer cosas que no queramos pues ahí entra la primera parte del hilo, la disciplina es necesaria pero disciplina no es fustigarse. Lo único que consigues grindando sin ganas, estudiando una clase sin motivación y hambre de conocimiento es hacer que tu cabeza asocie aspectos negativos a una actividad que amas. Como bien dijo Javier, hay veces que hay que parar y volver con gusto. Volver con hambre y acordarte por qué querías tanto ese maravilloso juego.
Mi consejo, en este caso, es que cuando os notéis desmotivados, entendáis qué debe hacerlo. Ganar dinero? Por qué? Puedes jugar mal y ganarlo. Meter manos? Por qué? Davyjones bien lo resumía como "meter manos EV0 es una tontería". Ver 20 clases a la semana? Por? Si no has entendido nada.
Estudia, juega, cuando tengas ganas. Y esas ganas no pueden venir de la cima, si no de tomar buenas decisiones. Si asocias el gozo a tomar buenas decisiones, querrás estudiar para llegar más porcentaje de veces a ellas y estudiarás interiorizando de verdad y si dudas, preguntas a tu profesor porque no te vale con verlo, necesitas comprenderlo. Y no solo eso, si no que si para ti el juego se basa en tomar buenas decisiones y tu motivación depende de ello, querrás jugar sin música, sin distracciones para poder aplicar todo lo estudiado y tomar la mejor de las decisiones.
Y de esta manera, para todo aquel que lea estos artículos que llevaba tanto sin sacar por aquí, es como creo que se consigue ese "momentum" de manera más o menos constante en el tiempo, con sus debidos bajones y descansos.
Encuentra la motivación en lo importante, no en lo banal y lo banal dejará de guiar tu motivación. Y sobre todo, disfruta del camino, disfruta tu camino en mentopoker 💛
Linus Love y DavyJones no juegan al mismo póker que la mayoría. Y no porque usen otras cartas ni otras reglas, sino porque operan en una capa de profundidad estratégica que va mucho más allá de la teoría. En esta revisión de mano, Daroka —jugador de High Stakes y profesor de Mentopoker— nos ayuda a entender qué ocurre cuando dos mentes de élite se enfrentan en un spot aparentemente simple.
Pero no te equivoques: esto no va de memorizar el solver. Va de entender el juego.
Lo que hace especial esta revisión no es solo la calidad de los jugadores ni lo compleja que pueda parecer la mano. Lo que de verdad marca la diferencia es cómo se analiza cada decisión. No se trata de repetir líneas de solver de forma mecánica, sino de entender qué hay detrás de cada movimiento y cómo adaptarlo a la realidad de las mesas.
A lo largo del vídeo, se abordan temas que todo jugador de cash debería tener presentes si quiere dar el salto de nivel.
En niveles medios y altos, muchos jugadores intentan seguir al pie de la letra las soluciones del solver, pero eso solo es útil hasta cierto punto. Los mejores del mundo no juegan como máquinas: saben cuándo salirse del guion y por qué.
El vídeo muestra cómo el freestyle bien justificado puede ser más rentable que cualquier línea "óptima", especialmente si sabes cómo explotar las desviaciones del rival o adaptarte a sus patrones reales.
¿Es mejor bloquear una carta relevante o conocer los rangos que usa tu oponente en la práctica? La teoría te da herramientas, pero la experiencia te da lecturas. Aquí se analiza por qué algunos combos, como A♠J♠, pueden ser faroles más efectivos no por su estructura técnica, sino porque atacan puntos débiles en la estrategia del rival. Esto es especialmente útil cuando se sabe que el otro no defiende lo suficiente o sobreexplota ciertas líneas.
Betear “polarizado” se ha convertido casi en un mantra, pero pocos entienden bien cuándo y cómo hacerlo.
Este análisis ayuda a ver con claridad qué tipo de manos deben formar parte de cada rama estratégica: cuáles van al value, cuáles se quedan en protección y cuáles se convierten en faroles puros. Todo esto acompañado de una reflexión sobre los sizings y su coherencia a lo largo de las calles.
Una de las claves del vídeo es la defensa desde big blind en un spot SB vs BB. ¿Cómo construir un rango de check-call que no pueda ser explotado por los mejores del mundo?
Aquí no solo se habla de tener manos con equity, sino de incorporar combinaciones que bloquean la parte más agresiva del rango del rival. Se analiza cómo incluir manos que den equilibrio real, que impidan al oponente aplicar presión con faroles sistemáticos o apuestas de valor demasiado thin.
Cuando ves jugar a alguien como Linus, no estás viendo solo cartas y apuestas. Estás viendo una lectura constante del meta, de los hábitos de la población y del historial entre jugadores. Y eso se traduce en decisiones que parecen inverosímiles… hasta que las entiendes desde su lógica.
La parte final del vídeo es una auténtica joya para cualquier jugador ambicioso: cómo se leelevean dos jugadores que ya se conocen bien, que saben cómo explotar las desviaciones del otro, y que se ajustan en tiempo real a niveles de pensamiento que rara vez se explican en una clase.
No necesitas estar jugando NL5000 ni enfrentarte a Linus Love en una mesa para sacarle partido a este análisis.
Este vídeo no es solo para los high rollers: es una clase magistral disfrazada de revisión, pensada para cualquiera que quiera avanzar en su forma de pensar el póker.
Uno de los grandes errores al defender desde ciegas es no tener un rango equilibrado. En el vídeo verás cómo incluir manos que no solo tienen equity, sino que bloquean parte del valor del rival y equilibran tu defensa. Entender esto te hará mucho más difícil de atacar cuando juegas fuera de posición.
¿De verdad necesitas tres sizings diferentes en flop? ¿O estás complicando tus decisiones innecesariamente? Aquí se debate con argumentos cuándo simplificar tu estrategia puede ser una ventaja real, y cuándo tiene sentido diversificar tus tamaños para maximizar valor o fold equity.
No todas las manos medias son candidatas a hacer c-bet. Algunas protegen mejor al checkear. Otras se transforman en faroles potentes si el contexto lo permite. El análisis te ayudará a entender qué tipo de manos deben formar parte de cada línea estratégica: value, farol, protección o control.
Aunque los solvers sean una herramienta valiosa, el póker no se juega en el vacuum. En el vídeo se muestra cómo ajustar tu estrategia en función del tipo de oponente: cómo castigar al que foldea demasiado, cómo presionar al que no protege bien su rango de check y cómo identificar cuándo conviene desviarse de lo estándar.
Sobre todo, este vídeo te enseña una forma de pensar.
Una forma de analizar una mano sin depender de que el solver te diga qué hacer, sino desarrollando tu propio razonamiento en función de los rangos, los blockers, el perfil del rival y el flow de la mano.
Porque el póker, cuando se juega así, es mucho más que teoría. Es lectura, adaptación y creatividad.
En el póker moderno, saber qué hacer en el river no va solo de tener una mano fuerte. Muchas veces, tomar la decisión correcta exige mirar más allá del valor absoluto de tus cartas y entender qué bloqueas, qué permites y cómo interactúa tu mano con el rango del rival.
Esta es una de las claves que separa a los jugadores que sobreviven de los que dominan.
Un blocker es una carta que tú tienes en tu mano y que reduce la probabilidad de que el rival tenga ciertas combinaciones.
Ejemplo: si tienes un 9♦ en la mano y el rival está representando un full con 9-8, el hecho de que tú tengas un 9 hace menos probable que esa sea realmente su mano.
Los blockers son cruciales en dos situaciones:
Supongamos este spot:
Ahora estás con A♠K♣. Una mano que parece fortísima: top two pair. Pero ¿realmente es un buen call?
No necesariamente.
Piensa lo siguiente:
En cambio, si tuvieras una mano como T♠9♠, aunque es un simple segundo par, bloquearías directamente 9-8 y set de nueves, y además dejarías intactos todos los combos de farol que tu rival podría tener con cartas altas o proyectos de color fallidos.
Cuando te enfrentes a una gran apuesta en el river, especialmente contra un rival que está polarizado (es decir, que representa o el valor máximo o un farol), hazte estas preguntas:
¿Está apostando con fulls? ¿Con dobles? ¿Con sets? ¿Con faroles que fallaron?
Entender qué representa te permite identificar si tu mano es relevante frente a ese rango.
Si el rival está representando 9-8, tener un 9 o un 8 es relevante.
Si representa color fallido, tener una pica reduce la probabilidad de que esté faroleando.
Bloquear valor reduce la fuerza percibida de su rango.
Bloquear faroles hace más peligroso pagar.
No es lo mismo tener A-K que tener 9-T suited. A menudo, una mano media que bloquea el valor y no interfiere con los faroles es mejor para hacer un hero call que una top pair que no cumple con esos requisitos.
Supón este board:
K♦ 9♥ 8♣ – A♠ – 8♥
Y estas manos:
Ahora compara con:
Aunque A♠K♣ gana a muchas manos en valor absoluto, no bloquea nada relevante y pierde contra todo el rango de valor del rival si está apostando polarizado. En cambio, T♣9♣ bloquea los fulls más probables y sigue ganando a todos los faroles.
¿Cuál es el mejor call?
La teoría y la práctica moderna nos dicen que el segundo, aunque a simple vista parezca peor.
Saber cuándo foldear A-K y cuándo pagar con T-9 suited no es cuestión de intuición, sino de comprensión profunda del juego.
Los blockers no son un concepto avanzado reservado a la élite: son una herramienta práctica que marca la diferencia en los spots más caros y más frecuentes de lo que parece.
En Mentopoker, no te enseñamos a memorizar lo que hace el solver, sino a entender cómo piensan los jugadores que de verdad ganan.
Si quieres dejar de dudar en el river, construir decisiones con lógica y confianza, y aprender a jugar cada mano con intención, este es el camino.
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En esencia, el Póker es siempre el mismo juego. Las reglas no cambian si estás en un casino o en casa frente al portátil. Pero quien lleva tiempo en esto sabe que no es lo mismo jugar que competir, y que el entorno puede cambiarlo todo: ritmo, información, estrategia… incluso tu mentalidad.
Si estás aquí, probablemente ya lo hayas experimentado. Y si no, prepárate, porque estas diferencias marcan la diferencia.
¿Cuántas manos necesitas para medir tu juego? ¿Mil? ¿Diez mil?
La respuesta depende, entre otras cosas, de dónde juegas.
La consecuencia es clara: online llegas antes a la larga duración. Eso suena bien... salvo cuando lo que llega primero es un down brutal que te deja temblando.
¿Qué significa esto para ti?
En vivo, el cuerpo habla. Online, los números cantan.
Cuando estás en una mesa presencial, tu rival no es un nickname, es una persona que respira, gesticula, duda, se acelera o se congela. El que sabe mirar, ve. Pero para eso hay que estar entrenado.
En cambio, el póker online es un juego de datos:
Aquí no hay tells de carne y hueso, pero sí líneas repetitivas, decisiones instantáneas o tardías que delatan nivel, tilt o inexperiencia. El problema es otro: si no sabes cómo interpretar todo esto, estás perdido en el anonimato de las mesas.
¿Qué duele más?
No tener información en vivo porque no sabes leer lenguaje corporal, o no tener estadísticas online porque nunca aprendiste a usar un tracker.
¿Has pasado de una mesa online a una presencial y has sentido que nadie juega “como debería”?
Normal. Son mundos distintos:
Esto puede cambiar tu enfoque:
Y sí, los faroles también se juegan distinto.
Un all-in bluff en vivo se siente. Se sufre. Te miran. Te tiemblan las manos.
Online, pierdes la mano, cierras la mesa y te vas a otra. Pero el bankroll sufre igual si no sabes elegir bien los spots.
El póker online es sinónimo de comodidad y volumen. Puedes jugar desde el sofá, a cualquier hora del día o de la noche, encadenar sesiones cortas o maratones largas, incluso repartir tu atención entre varias mesas al mismo tiempo. Y todo eso suena bien... hasta que necesitas estar realmente concentrado y te das cuenta de que estás más pendiente del móvil que del river.
En cambio, jugar en vivo es otra historia. El entorno impone. El crupier que reparte, las miradas de los rivales, el sonido de las fichas, la tensión que flota en el ambiente... No es solo póker, es un escenario donde cada gesto cuenta. Aquí no puedes cerrar el chat ni salirte de la partida tras un bad beat. Estás dentro, y tienes que sostener la mirada incluso cuando el tilt amenaza con apoderarse de ti. Para muchos, ese es el verdadero reto.
La pregunta es: ¿dónde rindes mejor? Porque si solo juegas en el entorno cómodo, probablemente estés evitando enfrentarte a lo que más necesitas para crecer como jugador.
Ninguna. O, mejor dicho, ambas. No se trata de elegir entre online o presencial como si fueran polos opuestos, sino de entender que cada una exige habilidades distintas y complementarias.
Un jugador verdaderamente completo sabe manejar su bankroll y su mentalidad cuando encadena sesiones maratonianas en internet, pero también es capaz de adaptarse a perfiles impredecibles y a ritmos lentos en la mesa de un casino. Comprende cuándo el metajuego social puede inclinar la balanza a su favor y cuándo es el momento de dejar que hablen los números y las estadísticas.
No se limita a especializarse en un solo formato: se entrena para rendir en cualquier contexto. Porque en el fondo, el buen póker no es solo cuestión de cartas, sino de adaptación constante.
No entrenamos jugadores que solo saben jugar en su zona de confort.
Entrenamos perfiles que entienden cómo adaptar su estrategia según el entorno, los rivales y la dinámica.
Si te suena alguno de estos puntos:
Entonces tienes margen de mejora real y concreto.
Y ahí es donde entramos nosotros.
Piensa en tus sesiones más recientes. ¿Juegas igual en todos los formatos? ¿Lees bien a tus rivales? ¿Aprovechas todo lo que te ofrece el entorno?
👉 Si no estás seguro de las respuestas, estás más cerca de lo que crees de convertirte en un jugador más completo.
Y en Mentopoker, te ayudamos a recorrer ese camino con enfoque, estrategia y sin atajos.
Los botes 3beteados en posición contra la ciega pequeña son uno de los terrenos más duros del cash game. SPR bajo, rangos cerrados, decisiones caras y margen de error mínimo. Pero también son una mina de oro… si sabes cómo jugarlos.
¿Eres de los que se bloquean cuando reciben una c-bet grande? ¿No tienes claro cuándo raisear con manos medias o cuándo hacer simplemente call? Entonces necesitas repensar tu enfoque. En este artículo te enseñamos a tomar mejores decisiones en 3bet pots IP, combinando fundamentos GTO y ajustes explotativos, usando manos reales analizadas en profundidad.
Los botes 3beteados tienen dinámicas completamente distintas a un bote abierto estándar. El SPR (stack-to-pot ratio) es mucho más bajo desde el flop, lo que significa que las decisiones cuestan caro desde el primer clic: un solo error puede comprometer media caja —o la caja entera— en cuestión de segundos.
Además, los rangos involucrados son más tight y fuertes. Ya no estás jugando contra manos random de ciega grande o de early; aquí hay ases, reyes, AK… y faroles con sentido. Eso convierte cualquier missplay en una sangría de EV.
Por si fuera poco, el terreno es altamente técnico. Si no sabes leer bien el tipo de 3bet, entender los sizings o planificar tu línea en varias calles, vas a jugar estos spots fuera de equilibrio y sin edge.
Antes de pensar en flop, céntrate en el preflop. ¿Te está 3beteando polarizado o lineal?
Esto cambia todo. Porque si 3betea polarizado y luego te mete un castañazo en flop seco… probablemente no tiene nada. Pero si está usando un rango lineal y te barrelea, el value está más distribuido.
¿Sabes distinguir esto en tiempo real o estás clicando “call” esperando lo mejor?
El tamaño de la c-bet no es aleatorio. Dice mucho de cómo está construyendo el spot.
Tu respuesta tiene que ser diferente:
¿Estás jugando tus manos medias como si fueran valor? Entonces probablemente estás faroleándote a ti mismo.
Uno de los errores más comunes en estos spots es raisear el flop sin saber qué vas a hacer en turn o river.
¿Estás jugando por inercia o realmente sabes qué rango estás representando en cada calle?
Tenemos overcards + backdoor y el rival c-betea polarizado. El solver prefiere call, pero si sabes que el villano overfoldea al raise, puedes convertir esto en una línea explotativa de muchísimo EV.
¿Tu plan? Call flop, ver turn, y decidir si quieres apretar el botón de presión.
Caemos en el spot ideal. El rival c-betea pequeño. ¿Subimos para proteger y construir, o solo pagamos?
Este tipo de spot parece atractivo para raisear flop. Pero si el rival está c-beteando todo… ¿por qué echarlo de un spot donde está quemando su stack solo?
Una de las claves para ganar 3bet pots no está solo en aplicar teoría, sino en leer al rival y adaptar tu estrategia en consecuencia. No todos los jugadores construyen sus rangos igual, ni ejecutan las mismas líneas postflop.
Este perfil suele tener rangos amplios y desordenados. Juegan demasiadas manos, 3betean por impulso y luego se pierden en las calles posteriores.
¿Has notado cuántos recreacionales abren fuego en flop y luego check-fold en turn cuando no conectan?
Este tipo de rival suele saber lo que hace preflop, pero eso no significa que juegue perfecto postflop.
Este leak es más común de lo que parece. Muchos regs abusan del c-bet automático y luego se quedan sin plan para turn y river.
¿Tienes esta línea en tu arsenal o estás dejando pasar spots con EV brutal por miedo a "sobrejugar"?
No necesitas jugar perfecto. Pero si repites estos errores una y otra vez, tu winrate en estos spots se va a pique:
¿Cuántos de estos errores has cometido esta misma semana sin darte cuenta?
Cuando estás frente a un 3bet y tienes una mano que no es ni puro valor ni puro farol, lo que hagas depende mucho más del rival que de la teoría.
El equilibrio no va de recordar listas. Va de entender dónde está el edge en cada decisión.
Aquí no gana quien se ha empollado el Solver de memoria.
Gana quien:
No juegues tu mano. Juega tu rango.
No juegues por instinto. Juega con intención.
Y no pienses solo en el flop. Piensa en cómo vas a cerrar la mano.
En Mento Poker te damos acceso a infinidad de recursos.
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¿Cuántas veces más vas a regalar tu stack en un 3bet pot antes de tomarte en serio tu juego?
¿Qué pasa cuando un exjugador profesional de League of Legends se sienta a jugar un torneo de póker?
El resultado es una mezcla explosiva de instinto competitivo, disciplina mental... y errores típicos de alguien que aún no domina los fundamentos técnicos del juego.
En este análisis, desgranamos una sesión de torneo con un enfoque muy concreto: entender cómo piensa un jugador competitivo al enfrentarse a situaciones complejas en MTTs, y qué necesita ajustar para jugar realmente como un profesional.
¿Eres de los que llega lejos… pero no cobra lo suficiente?
¿Te atascas en spots postflop donde no sabes si farolear, apostar por valor o foldear?
Puede que el problema no esté en cómo juegas tus premiums, sino en cómo gestionas tus manos medias.
O en que te falta estructura mental para tomar decisiones sin dudar.
Muchos jugadores con nivel decente pinchan torneos... pero no tienen ni idea de cómo replicar ese éxito.
Y eso es lo que separa un buen día de un winrate real y estable.
Este análisis te va a ayudar a cambiar tu enfoque.
Vamos mano a mano, analizando las decisiones más importantes:
¿De verdad estás construyendo la mano desde preflop o solo improvisas según la carta que caiga?
¿Tomas decisiones alineadas con el SPR, el rango rival y tu equity… o solo “sientes” que es buen momento para apretar?
Este tipo de revisión te da herramientas reales para dejar de adivinar y empezar a jugar con intención.
Un jugador que viene del mundo competitivo —como los esports o el ajedrez— suele tener algo muy valioso: una mentalidad de mejora constante. La capacidad de revisar, adaptarse y evolucionar.
Pero esa mentalidad, por sí sola, no basta.
En el póker, los errores no siempre se ven. A veces pierdes una mano, pero el problema real es más profundo: estás repitiendo patrones que reducen tu winrate día tras día, sin darte cuenta.
Eso ocurre cuando no comprendes bien cómo varía tu estrategia en función de aspectos clave del juego:
No se trata solo de saber moverte en el preflop o clavar un farol puntual. Se trata de tomar mejores decisiones, con intención, en cada fase del torneo.
Dejar de improvisar. Entender por qué fallas. Ver con claridad qué harías diferente la próxima vez. Ese es el primer paso para dejar de estancarte y empezar a construir un winrate sólido.
En Mento Poker no te damos teoría abstracta ni listas interminables de combos. Te enseñamos a pensar mejor en las mesas. A entender tus errores. A reconocer patrones que no veías. Y sobre todo, a jugar con intención.
Da igual si acabas de empezar o si ya has hecho alguna mesa final. Si estás comprometido con tu progreso, en Mento Poker hay un sitio para ti.
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